Construido en la zona de Rosas, la construcción de este edificio se concibe aprovechando una gran cantidad de ladrillo y baldosa cocida con dificultades comerciales o fallos de cocción, aprovechando los recursos que tiene la familia de promotora, ya que tienen varias fábricas de productos cerámicos.

El edificio, nace con una fuerte limitación económica y responde al aprovechamiento de un claro existente en una parcela colmatada por la vegetación arbustiva que genera senderos interiores de mucha riqueza sensorial. El edificio entiende el valor de esta vegetación pre-existente y la respeta, no compite con ella.

Pensado para alojar grupos con necesidades muy diversas (desde 10 hasta 70 personas) el edificio se articula interiormente con elementos textiles para configurar dormitorios, zonas de reuniones, comedor, bailes, exposiciones, charlas… o cualquier otra actividad organizada de una manera flexible.

La ecología es una aportación visible en distintos aspectos: los materiales elegidos como terminaciones (madera y barro cocido) transmiten la voluntad común por la bioconstrucción, las aperturas han sido estudiadas para optimizar el soleamiento, ventilación y el comportamiento pasivo del edificio, la cubierta es ajardinada, todas las aguas residuales se reciclan con un sistema de fitodepuración (con plantas) y se reutiliza como agua de riego y el gran depósito de acumulación de agua necesario en caso de incendio se integra en el terreno como una balsa que revitaliza la fauna del entorno.